Existen numerosos estudios y experimentos realizados sobre este tema.
EL EXPRIMENTO DE BRIAN DÍAS Y EL OLOR A CEREZO
A mediados de la década del 2.010 , Brian Días especializado en neurobiología del comportamiento y epigenética en la Universidad de Emory, en Georgia Estados Unidos. Realizó un estudio sobre las ratas y el olor a cerezo.
Este estudio es un ejemplo fascinante de cómo las experiencias de nuestros ancestros pueden influir en nuestro comportamiento, incluso a nivel genético. En este experimento sometieron a los ratones machos al olor de la flor del cerezo mientras les aplicaban una leve descarga eléctrica. La intención era condicionarlos a que asociasen el aroma con una experiencia desagradable.
¿ Qué sucedió con las generaciones siguientes ?
A pesar de que los descendientes no experimentaron directamente la descarga eléctrica, mostraron un miedo innato al olor de la flor de cerezo. Es decir. Dos generaciones después, los nietos de los ratones que habían sufrido la descarga al oler la flor de cerezo, reaccionaban con miedo al olor, incluso sin haber tenido ninguna experiencia negativa con el.
¿Cómo es posible esto?
Los científicos creen que esta respuesta se debe a cambios epigenéticos en el esperma de los ratones originales. Estos cambios alteraron la expresión de ciertos genes en las siguientes generaciones, haciendo que los descendientes fueran más sensibles al olor de la flor de cerezo. En otras palabras, la experiencia traumática del abuelo, dejó una huella en el ADN (información) de sus descendientes, influyendo en su comportamiento.
INVESTIGACIÓN DE LA Dra. RACHEL YEHUDA
En los años 90 la Dra. Yehuda profesora de psiquiatría y neurociencia, comenzó sus investigaciones sobre la herencia transgeneracional del trauma, al darse cuenta de que los hijos y nietos sobrevivientes del Holocausto, presentaban tasas más altas de trastorno de ansiedad y del estado de ánimo sin motivo aparente que lo justificase. Coincidiendo la edad en la que sus pacientes experimentaban estos episodios, con la edad en las que sus antepasados habían vivido el encierro en el Holocausto
CONCLUSIÓN:
Tanto el experimento del Dr. Brian, cómo la investigación de la Dra. Rachel , sugiere que las experiencias de nuestros antepasados puede tener un impacto duradero no sólo en nuestra biología, sino en nuestro comportamiento. Los cambios epigenéticos pueden ser un mecanismo importante para transmitir información de una generación a otra.
¿ Y PARA QUÉ NOS SIRVE SABER ESTO ?
Conciencia: Comprender que nuestros antepasados pueden haber influido en nuestra salud mental, comportamiento o miedo que no llegamos a comprender de dónde o por qué. Puede ayudarnos a ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás.
Si este artículo ha llamado tu atención y ha despertado curiosidad en ti, me doy por satisfecha.
Y si te ha hecho tomar conciencia acerca de algún comportamiento o miedo y quisieras trabajarlo, será un placer acompañarte a sanarlo.